La ciencia es un arte, o tal vez una ilusión. A nosotros, los seres humanos, que vivimos enredados en la naturaleza, no se nos permite una óptica objetiva. Somos incapaces de escapar la contextura aglutinante de la biosfera, que nos adhiere como a moscas pegadas al papel que las atrapa. Nuestra única salida es la imaginación -el intento de conseguir un enfoque literalmente inaccesible, como el de un observador ajeno, contemplando a nuestro planeta desde una distancia inmensa de tiempo y espacio-. La ciencia, además, es cultura: es decir, que refleja ineludiblemente las presiones culturales que rodean al científico. Si no fuera así, sus experimentos quedarían ininteligibles para sus contemporáneos. Sus hallazgos son productos de las circunstancias personales. Si no fuera así, le resultarían invisibles. La emoción y los sentimientos crean ciencia.
Lo sabían los magos del Renacimiento y de la revolución científica de la Edad Moderna, conjurando efectos alquímicos mientras iban develando las estructuras de las materias, hechizando a los enfermos mientras iban curándoles, adivinando a los hados mientras trazaban el universo
Esta noticia ha sido publicada en el periódico "el Mundo" el día 10 de mayo de 2014
Iker Lesmes
Ciencias 2º ESO
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